Agua Caliente Sanitaria
El Agua Caliente Sanitaria (A.C.S.) es el agua potable destinada a consumo humano a la que se le ha subido la temperatura. Es decir, que ha sido calentada. Se utiliza para limpieza fundamentalmente, tanto de objetos (lavadora, lavavajillas, fregado de suelos...) como para limpieza personal (baños, duchas...). Normalmente el agua procede de la misma instalación de agua corriente y potable del edificio.
Para conseguir elevar la temperatura del agua, hay que recurrir a un dispositivo que consuma energía y la transfiera al agua potable (fría). Típicamente suele presentar un formato de depósito aislado térmicamente en el que se acumula el ACS, bien por consumo directo de electricidad o bomba de calor, empleando un calentador a gas que calienta el agua al vuelo, con o sin acumulación de ACS, un dispositivo de calefacción solar o cualquier combinación de todos ellos.
Espacio/tiempo de generación y consumo
Típicamente
el lugar físico en el que se produce el calentamiento del ACS no suele
coincidir con el lugar de su consumo. Típicamente el calentador suele
estar en el sótano, en una galería, en algún "cuarto de máquinas" de la
casa o bien en la azotea bien soleada en caso de ACS solar. Por contra,
el lugar de consumo típico suele ser la cocina, la galería o los cuartos
de baño; que normalmente suelen estar alejados del lugar de producción o
almacenamiento del ACS.
Por otro
lado, en muchas ocasiones, el tiempo de producción del ACS no coincide
con el de la demanda. Por ejemplo, la producción de ACS por electricidad
se debe producir en horario de precios bajos de electricidad,
típicamente en horario nocturno. Esto permite disponer de un termo de
ACS listo para ser utilizado en las primeras horas de la mañana.
Si se emplea ACS solar, la acumulación de ACS se producirá durante el día, cuando hay sol, dejando la producción de ACS disponible para la noche, tanto para consumo de limpieza como para calefacción de la casa en invierno.
La discrepancia entre tiempos de generación y consumo se resuelve empleando tanques aislados de ACS en los que se almacena el ACS cuando se puede producir para dejarlo disponible cuando se pueda consumir.
La discrepancia entre el lugar de producción del ACS y el lugar de su consumo, no se puede resolver dado que por cada uso no consecutivo y aislado, hay que calentar todo el circuito de conexión entre el punto de almacenamiento o producción, con la consiguiente pérdida de energía por el camino.
La única forma en la que el usuario de ACS comunica al sistema que debe enviarle ACS es solicitando una demanda. Típicamente abriendo el grifo de agua caliente en el lavabo o ducha y dejando correr el agua hasta que llegue a la temperatura de consumo.
Esta práctica conlleva la pérdida de TODA la energía gastada en potabilizar el agua consumida, en el transporte por el sistema público de bombeo de agua potable desde el origen hasta el mismo punto de consumo y su posterior tratamiento de aguas residuales, así como toda la energía gastada en el calentamiento de TODA el agua vertida al desagüe mientras esta no alcance la temperatura de uso, pero esté más caliente que la temperatura ambiente. A todas luces, un derroche, tanto de agua como de energía.